lunes, 10 de septiembre de 2007

Bobby Perro Muerto

Joe R. Lansdale

"Mi perro muerto, Bobby, ya no hace trucos. De hecho, para mirar a ese mamón a los ojos tengo que hincarme y pone mi cabeza en el suelo o levantarlo con un palo.

He pensado en clavarlo de la cabeza en el cobertizo de afuera, tal vez de esa forma las hormigas no le harían daño. Pero como mi viejo dice, "Las hormigas pueden trepar". Entonces, tal vez no es tan buena idea después de todo.

El era un buen perro, rudo, y odio verlo descomponiéndose. Pero también estoy cansado de traerlo conmigo en un saco, metiéndolo en el refrigerador mañana y noche.

Una cosa. Haber muerto lo detuvo de seguir persiguiendo autos, que es como resulto golpeado en primer lugar. Ahora para llevarlo a jugar con los autos.... tengo que ir a la orilla de la interestatal y lanzarlo a él y a su saca hacia ellos, cuando queda atrapado bajo las llantas se aplasta, tengo que usar un pie para presionar un lado de él y hacer que otro lado se llene con sus entrañas de nuevo. Realmente odio mirar dentro del saco al final del día, tengo que admitir que darle su beso de buenas noches en los labios no es ni cercanamente divertido a lo que solía ser. El tiene un olor y los dientes que han sido aplastados a través de su morro son filosos y sobresalen de todas formas, de tal manera que a veces llegan a cortar mi cara.

Voy a llevar a Bobby de nuevo al lago mañana. Si lo amarras a una cámara inflada el flota. No es una mala forma de refrescarse de un día caluroso, y también aleja a las hormigas y alimañas por el estilo.

Nosotros mantuvimos a mi hermano pequeño de buena forma durante seis meses de esa manera. No fué hasta que comenzamos a clavarlo en el cobertizo que comenzó a verse deshilachado. No fueron las hormigas trepando por ahí y fastidiándolo, fueron los malditos clavos. Nos acabamos los buenos lugares de donde colgarlo cuando sus orejas desaparecieron, y tuvimos que usar clavos más y más largos para ponerlos a través de su cabeza y cuello y lugares por el estilo. Sacar los calvos cada día con el gancho del martillo tampoco le hizo mucho bien.

Mi viejo dice que si lo tuviera que hacer otra vez, el no habría golpeado a mi hermano tan fuerte con esa silla. Pero eso dijo sobre mi hermana pequeña también cuando le pateó la cabeza. Por cierto, ella no duró mucho. No sabíamos tantos trucos como los que ahora conocemos.

Bueno, espero poder regresar a Bobby a este saco. Está comenzando a hincharse y despedazarse. Estoy casi listo para empacarlo de forma que pueda volver a casa y ver a mi Mamá. Siempre la miro unos pocos minutos antes de poner a Bobby junto a ella en el refrigerador. "

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