
Guardó cada una de las partes en una caja de cartón.
La cerró bien, la envolvió en celofán de vivos colores.
La adorno con un moño y pegó con cinta adhesiva una tarjetita que decía:
"Feliz cumpleaños, querida suegra."
Mientras se dirigía al correo con el paquete a cuestas, dijo para sus adentros:
"Nunca, en nuestros años de matrimonio, creí que Lola pesara tanto."