
Al leerlo uno se da cuenta de que parece ser casi un molde general de los padres.
"... sin poder alegar nada en contrario, ya que contigo resulta imposible iniciar una conversación tranquila si no estas de acuerdo con el asunto que se tratará o, simplemente, si no parte de ti. Tu temperamento dominante no lo permite..... Sólo se te oye decir después "Haz lo que quieras, para mí eres libre, eres mayor de edad, no tengo porque darte consejos"; y todo ello, con ese tono de voz ronco, terrible de expresión de la ira y la condenación total, ante el cual tiemblo hoy todavía, aunque menos que en la infancia sólo porque el sentimiento de culpa, exclusivo de un niño, fue parcialmente reemplazado por la compresión de nuestra mutua impotencia."
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