
"Entonces llegó el grito: un grito rápido, que iba en aumento, de inenarrable locura, brotó sobre el aire sepultado, y sentí que mi alma se partía, pues sabía muy bien lo que aquel grito significaba. Ahora sabía -ahora, cuando era demasiado tarde- que las palabras de Chaupin eran ciertas."
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